Como tú, odio el telemarketing. No a las personas que me llaman, sino a lo mal que lo hacen. Debería estar en una lista Robinson, lo sé. Pero por motivos profesionales quiero ver si algún día pillo algún buen argumentario telefónico, a costa de tragar mucho infumables. La espera ha dado sus frutos. El de hoy lo ha bordado y casi ha colado. Sólo al colgar me he dado cuenta de lo que ha ocurrido. Aquí intento reproducir el diálogo: